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Joven Cicerón leyendo, de Vincenzo Foppa |
Tranquilos!! no salgan
despavoridos del blog. Esta publicación no está dedicada al último éxito
reguetonero, sino al bienestar. Muchos hemos experimentado (o con más precisión,
según una encuesta hecha a 6469 alemanes: un 23% de forma frecuente, un 40% a veces, un 25%
raramente y el 12% nunca/no sabe) la experiencia del Flow. Como cuando leemos
un libro que nos envuelve y las páginas se van consumiendo rápidamente, o
cuando nos preparamos para un examen y nos quedamos absortos observando la tecnología
de la tapa del esfero, o mientras realizamos un trabajo rutinario de forma continua
hasta completarlo. Todas esas experiencias se enmarcan en el Flow.
El termino Flow -fluir-,
acuñado por el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, consiste en un estado
placentero en el que una persona está absorta en una actividad que le motiva y
que puede desempeñarla por un tiempo prolongado (Rodríguez et al s/f, 3). El Flow
se presenta en situaciones en las que existen objetivos claros a ser
alcanzados, de forma que la persona no tenga que cuestionar su labor sino únicamente
desempeñarla. Este caballero, junto con otros psicólogos, es pionero en los
estudios sobre la felicidad y en la llamada Psicología Positiva.
La Psicología Positiva
es eso: psicología, pero desde otra perspectiva. La psicología tradicional se
ha centrado en la experiencia anómala. Los trastornos de la conducta así como
la terapéutica a ser utilizada en tales casos, ha marcado el estudio de la
conducta humana por lustros. La fisiología ha aportado a través de los
descubrimientos de la relación entre hormonas y placer pero no ha habido una
disciplina dedicada exclusivamente al bienestar psíquico de las personas (con o
sin trastornos). La psicología positiva, entonces, trata de buscar ya no la
patología sino las virtudes y experiencias que puedan contribuir a una vida más
dichosa.
La experiencia del Flow
es parte de esta psicología positiva. Las tradiciones contemplativas orientales
y occidentales han hecho uso del flow de diversas maneras. La meditación, los
ejercicios -verbales o físicos- repetitivos (tipo mantram), los ritos con componentes
monótonos, y que en general requieren de focalizar la atención y repetirlos de
forma voluntaria, llevan a la persona a un estado absorto que lo aleja del estrés
y el sentimiento de incapacidad (y de paso de la elección, que suele ser
bastante estresante).
De ahí la relevancia de
buscar mecanismos que nos brinden estados mentales positivos. No es algo de
solo pensarlo (así seria sencillo para todos, no) requiere un trabajo continuo
y no exento de caídas. Recordemos que las hormonas del estrés hacen su agosto
en la mente no ocupada. Actividades recreativas como el bricolaje, jardinería,
origami, lectura, ejercicio relajado, etc. nos permiten acercarnos al flow. Csikszentmihalyi nos dice que, paradójicamente, los periodos más complejos para lograr el flow
son los ratos libres porque no tienen un objetivo fijo (como cuando se juega o
desempeña un trabajo) y esta experiencia nos aleja del flujo. Por lo tanto es
necesario buscar actividades que nos envuelvan, sean significativas, nos
brinden satisfacción y nos acerquen mas al flow!!
Referencias:
Csikszentmihalyi, M (1997) “Finding Flow”
Rodriguez,
A., Cifre, E., Salanova, M. (S/f)“Analizando el Flow: Experiencias óptimas en
el uso de Tecnología de la Información y Comunicación (TIC) en estudiantes”
Universidad Jaime I.